jueves, 3 de junio de 2010

Dentro de una botella...


Frente a un papel en blanco, tan longevos nuestros antepasados no tan pasados, se disponían a plasmar sus ideas, peticiones o temores ayudados de una pequeña pluma y un poco de tinta negra. Y es que la necesidad de comunicarse era tan máxima que de cualquier modo valía, hasta que la escritura apareció en nuestras vidas.
Había cartas de amor, desasosiego, intriga, alegría, pena, y selladas con la incertidumbre de cómo y cuando llegaría a su destinatario. Fiel amiga de su paloma a quien se siente segura y amarrada, viajera excepcional en vagón amarillo e incluso pasajera de altos vuelos... sin duda alguna en todos lados y a veces en ninguno.
Hoy, estoy mirando un paquete de sobres de colores, un poco ya olvidados y me preguntaba... cuantas y cuantas verdades, mentiras e historias dispares esconderían bajos sus solapas de papel.
Cierto es que antaño, la comunicación era tan precaria que incluso hasta señales de humo valían, pero una carta, noble mensajero, cuantas veces has calmado la pena de la mujer desconsolada, la alegría del hombre desilusionado y la llegada de un nuevo familiar al mundo.
Hoy, sin saber a que referirme en mi pequeño blog, quiero hacerme eco de algo que ya estamos dejando en desuso por la venida de las nuevas tecnologías, tan buena como la que más, pero fría y distante a la par que difícil para muchos.
Y es que sin duda ese código escrito, plasmado en una silueta de celulosa blanca y a veces teñida de tinta aromatizada nos esta diciendo adiós, para dar paso a las letras encuadradas en un teclado y que se reflejan en una pantalla... llegará o no llegará?? Pues si señores, yo prefiero el email a dejar de la mano del mar, mis letras metidas dentro de una botella...

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