viernes, 14 de mayo de 2010

Arrinconándose el amor


Era de esperar que la siguiente mujer que apareció por la comandancia, tuviera esa sed de aliento que el miedo le estaba minando por completo.
En una noche tormentosa, parecía que la jornada iba a desencadenarse de manera tranquila y sosegada pero todo lo contrario a lo esperado, ya que con aquella mujer marcada por el dolor, comenzaba el largo camino de la incomprensión, la enajenación, la desolación hasta tales extremos, con el fin de llegar al punto crucial... el maltrato.
Se sentó en aquella silla de piel sintética rasgada por el uso y de un color negruzco, miró fijamente al policía que tenía enfrente a punto de aporrear con sus dedos largos las primeras letras de su teclado, para así comenzar los acordes tristes a la par que terribles de la historia de aquella buena mujer... y habló...
-Me llamo Luisa María, vivo en un pueblecito cercano a la ciudad, y tengo 35 años. Soy madre de dos luceros que me dan la vida, fruto del amor que me tenía Jose Angel en un principio, antes de que... (sollozos) antes de que él se fuera para no regresar más.
Mis niños tienen 6 y 10 años respectivamente y son dos niños magníficos, me sacan unas notazas en el colegio que son superior y sinceramente yo que soy su madre no podría ser objetiva en este caso... solo podría decirles que les quiero con toda mi alma, tanto así como para sufrir todo lo indebido y más.
Bueno, disculpenme, no quiero enrollarme con la historia de mis hijos porque seguramente no sea lo que mas les interese de mi, a juzgar por mi aspecto y por como he entrado en esta comisaria, pero al menos necesitaba desviar un poco mi atención ante un hecho que para mi es lo mas deleznable que me ha pasado en toda mi vida, sin exagerar.
Y bien, mi marido... porque a juicio de todo el mundo aun sigue siendolo... siempre fue un chico bastante majo y me imprimía mucho cariño, hasta el punto que cualquier detalle, por muy pequeño que fuera y yo abriera la boca por querer tenerlo, al día siguiente ya lo tenia. Me casé con él locamente enamorada de sus huesos, tonta de mi, que a mi edad, pues aun yo tenia 18 años, mi madre me decía que me esperara un poco más y que no quisiera hacerme mayor tan de repente... lástima no haberla hecho caso antes. En fin, que me desvío de nuevo señores, disculpenme... con esto quiero decirles que mi marido jamás me dio a entender que poseía una actitud un tanto violenta para mi ni para mis hijos, sino todo lo contrario. Yo siempre he pensado que eso nace desde muy pequeño, según la educación que hayas mamado de tus padres, y le puedo asegurar que Jose Miguel era un chico bien, sacó su carrera en Económicas e incluso estuvo estudiando en el extranjero haciendo un master. En la actualidad llevaba el departamento económico de una gran multinacional y estábamos muy acomodados ambos. Yo soy enfermera y en fin, creí tener una familia feliz. Hasta que semanas tras semanas, después de no haber recibido el ascenso por el que él tanto había luchado, todo lo alegre, atento, cariñoso y generoso que tenía, se transformó en una maquina de insultos y vejaciones hacia mi y a veces incluso hasta alguno rebotaba hacia sus hijos.
Así durante dos años, temiendo a veces por mi vida, pasando vergüenza por aquellas interminables broncas por cualquier tontería pero que para él era un mundo, sus alzadas de voz y sus malas palabras hacia mi, vociceandolas a todo el vecindario con el fin de que yo al día siguiente me muriera de la vergüenza por lo ocurrido. Rebajándome como persona con el agravante de comenzar a creerme todo lo que me decia y estar totalmente convencida de ello.
Pero bueno, ahora estoy bien, apoyada por mucha gente, que es la que me ha abierto una pequeña esperanza por seguir viviendo, porque yo quiero vivir y quiero ver crecer a mis dos luceros e inculcarles desde muy pequeños que su padre no es el principal ejemplo a seguir sino todo lo contrario, hay que ser generosos con la vida porque de no serlo recogerán su fruto sembrado, sea cual sea.
En fin, un sábado, llegó de parranda con sus amigos, es decir, lo típico para crear una contienda con una mujer desesperada sin saber donde se encontraba su marido, no por nada, sino porque me llevé toda la mañana llamándole al móvil debido a que su hijo se había tragado una espina comiendo pescado y tuvimos que llevarle al centro médico de urgencias... pero claro, su padre, al que en esos momentos tanto se le hubiera necesitado, no se encontraba... total, era su hijo y los hospitales son muy fríos y poco divertidos por tanto se estaba mejor desconectado del mundo y atiborrandose de alcohol y todo lo que fuera.
Esas fueron en resumen mis palabras en cuanto entró a la sala, en donde yo me encontraba sola. Y fueron mis ultimas palabras porque a continuación, él aturdido y fuera de sí, se me vino con paso firme, apretó su mano en forma de puño y con la misma rabia y fuerza y yo sin desviarme ni por asomo de su trayectoria me lo estampó con suma fuerza en toda la mandíbula, lo que hizo que del golpe me cayera al suelo y me pegara tristemente con el quicio de la mesa de cristal macizo en el cuelo por lo que al instante quedé inconsciente.
Lo único que recuerdo después de aquello es abrir los ojos en una sala de hospital, casi inmovilizada y toda la cabeza vendada y además con un bonito collarín ( supongo que un buen regalo de mi marido, pues a él le gustaba regalarme en su momento cualquier tipo de colgante porque decía que me hacia mucho mas esbelta una joya en él) y una voz que me decía... te lo dije hija... era aun pronto... que supuse que era mi madre, la cual entre sollozos al ver que ya recupere el sentido, se me abrazo fuerte y me besó.
Yo aturdida quería saber si mis hijos estaban bien y el saber que mi hermano se había ocupado de ellos fue tranquilizador para mi.
Bueno señor agente, ahora que ya el médico me dio el alta, vengo fuerte a denunciar a esa persona, que si bien quise en su día, hoy por hoy no puedo tenerle mas que lástima, ya que el odio es un sentimiento tan importante que jamás podría tenérselo a un personaje como ese.
Me averguenzo de haber compartido mi vida con alguien tan deleznable y sobre todo por no haberme dado cuenta antes. Cuanto tiempo he perdido pensando en que la cosa se podría haber arreglado con la fuerza de la palabra, pero siempre comprobé que su palabra era el mazo o el puño.
Y si, señor agente, hoy vengo mas que decidida a dar carpetazo a una historia que no me iba a deparar nada bueno sino todo lo contrario, quiero volver a vivir... no se como pero lo haré y quiero pensar que hoy en día, allá afuera exiten personas que me querrán y me lo demostrarán día tras día, pues yo me doy también con quien se lo merece.
No quiero saber mas nada de ese hombre que me hizo esclava de su locura y portadora de su yugo, que incluso quiso que sus hijos fueran el reflejo del espejo donde se miraran en un futuro.
Quiero darle las gracias a ese ser, de haberme dado mis hijos que tanto me ayudaron en su momento y que seguro que jamás me dejarán de lado, orgullosos al ser mayores de saber que su madre los quiso bien y los sacó adelante sin ayuda de nadie y sin ser apaleada por ninguno.
Y sobre todo quisiera ir pasito a pasito hacia delante sin tener el lastre de pensar que algún día por mi culpa fue... arrinconándose el amor para acabar en olvido y en odio.

(Dedicado a todas y cada una de las mujeres desaparecidas por la violencia de género)

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