jueves, 8 de abril de 2010

Acera


Aceras... trozos de cemento pavimentados que dibujan la ciudad en tonos grises y otros colores menos vivos.
Hileras de ladrillos que casi rozan el infinito y que a simple vista no sirven para mucho, pero sin duda alguna son el soporte de muchas de nuestras frustraciones, alegrías, penas, problemas. Nuestros primeros pasos que nos conducen a la VIDA¡¡¡
Ese trozo de piedra manufacturado que ve en sus duras noches como la gente, sin ningún tipo de reparo, postra contra ella todo aquello que no quiere en ese momento. O bien, amiga acera, como sirves de aposento para el transeúnte a quién la noche le ha venido a visitar y no tiene donde resguardarse mas que en tu dura mano empedrada.
Acera pobre... que desembocas en los lugares mas recónditos de la ciudad, y fiel a tu silencio, escuchas penurias, enfrentamientos, disputas de las personas que aun no saben que es vivir en paz.
Acera con olor a antiguo... que fuiste cómplice de los juegos de antaño y sufriste las embestidas del tiempo y sus acontecimientos, producto de todo ello en tus losetas ennegrecidas y derrotadas.
Acera con olor a campo... lejos de la intranquilidad y desasosiego diario, víctima de la paz desmesurada y de sus verdes paisajes que la rodean, campechana como sus gentes.
Acera rica... que paseas brillante y altiva tu majestuosidad, pues eres punto de partida de los grandes edificios que tu soportas y que sin duda alguna te regalan sus buenas pisadas.
Acera... simplemente acera, que eres testigo mudo de la calle, cuando se levanta y cuando se acuesta, pues eres la que primero esta afuera, esperando que llegues... es la gran madrugadora.
Aquella que nos resguarda de la llamada de la temible muerte, cuando por sus cercanías se acerca raudo y veloz un coche con posibilidad de poner fin a tu existencia, y esta aquí, la amiga acera, que pareciera que te quisiera envolver entre sus grandes brazos para que eso no ocurra.
La acera misteriosa, la que es cómplice del amor de dos chavales que se están manifestando cariño sobre su pavimento.
Lugar de descanso para las sombras de los arboles, señales o farolas que con la luz del sol son reflejados en la inmensidad de su suelo acerado.
Aceras que dan calor, que dan frío, aceras aterradoras y encantadoras...
Aceras vestidas con sendos trajes de papel y semillas de flores, que se mezclan con el olor desagradable de la mierda de perro del señor tan mal educado.
Empedrados que te embarcan al dilema de que camino seguir, de que acera sera la que al caminar con pasos firmes y sinceros me lleve por el buen camino, me lleve a la felicidad.
Aceras que con el paso del tiempo siguen manteniendo esa nostalgia y esa magia, de hacerte recordar momentos maravillosos en el momento que te sitúas sobre ella.
Frío pavimento gris, que poco en cuenta se te tiene, pues eres el último eslabón de una cadena en la que tú no mereces la pena... pero no sabe el necio que sin ti... jamás habría calles, rascacielos, tiendas... que tú, grandiosa acera cementada, eres la válvula, arteria y vena de toda grande o pequeña urbe y que sin ti... acera del tiempo... mi ciudad no existiría.

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