lunes, 5 de abril de 2010

Amor infectado


1.30 de la madrugada...
Pablo, despierta... es que no me ves???¡¡¡¡¡...
En ese preciso momento los ojos del chico comenzaron a abrir sus puertas al paisaje tan desolador que se encontraba a su alrededor.
Tan maravillado, se sentó en su cama, envuelto en un charco de sudor desde la cabeza a los pies, y giraba lentamente la cabeza en dirección a la voz de ultratumba que le llamaba e instauraba a que se despertara.
Todo lo que había allí, en esa habitación, se había convertido en un profundo paraje lleno de nubes negras que enmarañaban el colorido que otras veces poseía su recámara.
Nervioso, posó sobresaltado sus pies descalzos en el suelo y cual fue su sorpresa de que no había suelo, es decir, que las paredes, el suelo y el techo se habían hecho uno, un mismo elemento, un mismo color, una misma desolación de color negro intenso, y en el medio de toda esa magnitud estremecedora se encontraba el asustado y alicaído Pablo.
Como bien pudo, comenzó a adelantar un pie sobre el otro de forma constante, pues casi se le había olvidado caminar a sus 35 años que tenía, y en su mente tenía claro que algo no era normal allí.
No pudo dar más de tres pasos seguidos cuando escuchó un estruendo que parecía provenir de su armario sumido en la mas profunda negrura, y que formaba parte de ese paisaje tan terrorífico que estaba contemplando Pablo.
De pronto las dos puertas del armario se abrieron dando un gran estruendo las dos a la vez y hubo un momento de silencio que casi cortaba la respiración del chico.
A los pocos segundos de abrirse, comenzó a desdibujarse una figura un tanto extraña que con los hilos de luz que comenzaron a salir por arte de magia ante tanta oscuridad, invitaban a observar una silueta parecida a la de un puma o algún animal salvaje.
Pablo, cada vez más se ponía nervioso, ajeno a lo que le podría estar ocurriendo, si es que en realidad estaba soñando... y gritó, tu quien coño eres??
Y esa cosa, al oír su voz pego un salto sobre el aterrorizado chaval, que en menos de dos segundos se vio aprisionado entre las cuatro patas de lo que parecía un puma cruzado con un asqueroso reptil. Tenía los ojos dilatados, casi de un color rojo sus pupilas, estaba bastante escuálido, mas bien en estado moribundo, y se le veían marcas por todas las extremedidades, además de que apenas se atisbaba un poco de pelo en su flaco lomo... pareciera como estar enfermo...
El ser, al escuchar la pregunta no titubeo ni un momento en contestarle... -lástima que no me reconozcas Pablo, porque soy TÚ, esto que ves, eres tú hoy en día, y ya no hay vuelta atrás. Pegando un rugido que casi estremeció a Pablo se dio la vuelta y se sentó en la cama.
-Pero que dices?, que es esto?, una pesadilla? no debí beber tanto anoche porque me estoy emparanoiando y veo cosas que no son.
El puma escuálido se giró y con una gran sonrisa le increpó al decirle que no estaba soñando, que era real como la vida misma... su vida misma que él decidió vivir.
-Tengo una misión que me ha sido encomendada desde las penumbras y he de cumplirla contigo, Pablo.
Esas palabras no comenzaron a gustarle mucho al chico que de puro nervio comenzo a tiritar.
El león escuálido se le puso al lado y del otro extremo de la sala negra en la que estaban, se dibujo una puerta bastante mugrienta que no tardo en abrirse.
-Debo llevarte entre los nuestros, porque tu vida aquí ya terminó. Los excesos, tu falta de preservar tu vida intima, tu alocada promiscuidad y tus vicios mas ocultos con todo tipo de sustancias han originado que tú, ya no seas digno de pertenecer al mundo de los vivos.
En ese momento a paso suave, Pablo y el puma llegaron a la puerta y tras entrar en ella.. se cerro de golpe...

11.45 de la mañana...
...y como todas las mañanas Marta llama a su novio Pablo para ver si ha despertado y se prepara para ir a la terapia. Le extraña esta vez que no le coja el teléfono a la primera, pero supuso que anoche se liaría de copichuelas con sus compañeros del camión.

A las 12.30, Marta recibe un sms a su móvil que parece ser que es del padre de Pablo, instándole a que vaya a la casa lo antes posible... y no dice más.
Ella ni corta ni perezosa sale de la peluquería en la que trabaja rumbo a casa de Pablo.
En el coche le espera una cadena de vehículos que le alimentan más la incertidumbre de saber que pasará puesto que las demás personas a las que podría llamar para preguntar, tienen el teléfono apagado o fuera de cobertura... extraña coincidencia.
Se va poniendo cada vez más nerviosa y se espera lo peor, pero es cuando llega a casa de los padres de Pablo, aparca el coche bajo la encina y sale de él siendole confirmado su terror.
La madre, envuelta en un dolor inmenso, al ver allí a la chica se abalanzó violentamente hacia ella y le dijo con voz amarga... -tú me lo has matado, sal de mi casa, escoria¡¡¡¡
Marta no sabe como reaccionar pues sus ojos cada vez le van brillando más para dejar paso a lágrimas de dolor, porque lo que vio en la habitación de Pablo fue lo que se temía... había muerto.
Preguntó a un médico que estaba preparando al joven chaval que yacía en la habitación semidesnudo, pues que había pasado, y éste le contestó que su cuerpo no había aguantado la carga retroviral de la medicación y que eso lo fulminó.
Ella salió de la casa sin ningún consuelo y con un puñal clavado en el pecho de manera simbólica, aunque sentía el mismo dolor frío y seco a la vez, y se decía continuamente... el me enamoró y me dio la vida y yo se lo pagué matándolo... con mi amor infectado.

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