miércoles, 24 de marzo de 2010

A fuerza de golpes


Melena rubia al viento y ojos rasgados color miel. De unos treinta años aproximádamente y con una buena delantera, es innegable. Vivía con su pequeña y un señor al final de la calle, en una casa bastante humilde a juzgar por la fachada.
El señor era bastante tosco, con pequeñas pinceladas de campo rústico en su manera de ser y de hablar... sin duda.
Recuerdo como en la POSADA DEL TÍO MIGUEL, que es así como se llamaba el bar, mantuvo una violenta discusión entre un señor por el simple hecho de haberle hecho cambiar de opinión sobre un asunto de vacas o algo parecido.
Yo soy de la opinión que de donde no hay... poco se puede sacar, y seguramente que en ese cerebro con ínfulas de jara y sedal, poco se podría esperar.
En los pueblos, ya se sabe, que todo cotilleo que se precie es vox populi, y en este caso no iba a ser menos...
...El tiempo amenazaba con dejarnos más litros de agua, y eso era algo que no invitaba a darse una vuelta por la plazuela.
Cuando ya el aburrimiento estaba empezando a hacer mella en mí, aparté la cortina de mi ventana y vi a esa chica de la que os hablaba al principio, sola, sentada en el banco junto al cerezo y por lo poco que podía divisar desde la distancia en la que estábamos ella y yo, parecía que se encontraba bastante inquieta.
Yo me puse las zapatillas y bajé como si no quiere la cosa para echarle un vistazo y así alegrarme la vista, dicho sea de paso.
Pero al irme acercando más y más a su figura lo que me encontré no fue para nada muy alentador sino todo lo contrario. La chica, supongo que al oír mis pasos, se giró y levanto su mirada hacia mi... después sus ojos comenzaron a brillarles, preludio de las lágrimas que vendrían a continuación. Se puso las manos sobre sus ojos y las apoyo en sus rodillas.
Fue un momento muy tenso, teniendo en cuenta que no sabía como reaccionar en ese momento... no sabia si ir a consolarla o más bien dejar que se desahogase, puesto que si lloraba era por algo que le hacía sentirse mal. A lo mejor lo que menos necesitaba ahora mismo era nadie que le hiciera compañía.
Me vanaglorié de la cobardía que me caracterizaba en ese momento y di media vuelta sin mediar palabra.

- "Vaya, acabo de venir de faenar en el campo y mira que me encuentro¡¡¡¡ nada, nada, nada.
Estoy harto de haberme casado con la persona mas inútil que me he echado a la cara, y mi madre me lo tenía dicho, estoy harto de tu falta de atención hacia mi me entiendes??¡¡¡"
Eso es lo que una de las vecinas le comentó a otra que había escuchado anoche en casa de la chica, puesto que vivían pared con pared. Vamos... Beli, la típica vecina que en lugar de estar haciendo lo que deben de hacer todas a su edad... se dedicaba a poner un vaso detrás de la pared con el fin de poder escuchar mejor las miserias de los demás.
Pero ese comentario que yo escuché así por casualidad, me hizo sentir un agobio bastante extremo y no menos preocupación.
A la mañana siguiente, me disponía a beberme el café medio caliente que tenia encima de la encimera de la cocina cuando un tremendo estruendo sonó en toda la casa, lo que me hizo sobresaltarme y con la taza en la mano, soltarla de inmediato y mirar por donde pudo haber venido ese sonido.
Fue un momento de revuelo general, porque los vecinos se concentraban en masa en el lugar del suceso, en casa de la chica con la melena rubia al viento.
Yo no quise ser más cotilla de lo necesario pero me pudo la curiosidad y cuando llegué al lugar me sentí totalmente frustrado y con la moral por los suelos, teniendo en cuenta que a las nueve de la mañana no es agradable ver un charco de sangre proveniente del cuarto de estar y un cuerpo tirado sin ningún atisbo de vida por ningún lado.
Salí despavorido de allí sin mediar palabra con nadie y dejé que el sonido de las ambulancias, policías y demás me dejaran a un lado para ahogarse en aquella casa que desde hoy bauticé de las desdichas.
Pasaron meses, muchos meses, hasta que el pueblo se transformo en el mismo que era, y que aquello se olvidara para comenzar a sanar la herida que tanto produjo.
Una tarde, estaba viendo la televisión y medio adormilado escuche el timbre de la puerta, pero como pensaba que estaba soñando no hice mucho caso. En el momento que ya pasaron de llamar al timbre de una manera racional a hacerlo de una manera brusca, es cuando comprendí que no soñaba y que en realidad me estaban llamando. Me puse el batín y las zapatillas y abrí la puerta sin ojear previamente la mirilla. En ese momento, como se suele decir, se me cayeron los palos del sombrajo, porque la persona que tenía frente a mí era ella.
-Pero tu que haces aquí?
-No por favor, no quiero que hables, sino que me dejes pasar y hablar... pues no pretendo ni que me perdones ni tampoco pedir perdón, solo necesito que alguien escuche la verdad... que no mi verdad.
Durante ocho años de mi vida la pasé siendo esclava de todos sus vicios, de todas sus atrocidades, de todas sus perversiones y tuve que aguantar bofetadas, puñetazos, palizas de muerte y todo lo peor que te puedes imaginar.
A veces la justicia va demasiado lenta y no me podía permitir el lujo de que un día llegara más pasado en sustancias que de costumbre y fuera la última, cosa que todos los días me preguntaba yo a mi misma.
Es duro tener una hija tan pequeña y no saber si posiblemente hoy es el último día en que la veras reír, darle su biberón o cambiarle el pañal porque el desgraciado de su padre no hace más cosa que desahogar su fuerza bruta conmigo.
Hace cinco meses, el día del siniestro, terminé de bañar a mi pequeña y la dejé en el parque de juguetes para que yo mientras pudiera atender otros asuntos de la casa, y mi sorpresa fue que cuando llegué al salón me encontré a ese mal nacido, totalmente borracho y con ganas de bronca como de costumbre, pero mucho peor.
Y lo consiguió porque antes de que yo me diera la vuelta para ir a por un cepillo de barrer, ya lo tenía él en su mano y me lo partió en la espalda dejandome casi sin aliento. Me cogió del pelo como si fuera una furcia y me escupió en la cara diciendome... esta noche tu vas a ser mía.
Yo intenté defenderme como pude y salí de su poder, pero cuando él consiguió coger a mi pequeña, asustada y un mar de lagrimas... le puso el cuchillo en el cuello... ahí no se si por el amor de madre, el instinto materno o no se que pudo pasarme que me rendí y dejé que esa noche hiciera de mi lo que quisiera con tal de que dejara en paz a la niña.
Lo demás prefiero callarmelo, solo sé que a la mañana siguiente, mientras el dormía, yo me levante y se me vinieron a la mente todas las horas, minutos, segundos, días, semanas, meses y años en que ese mal hombre me hizo la vida imposible y me rebajo tanto como persona que termine por creermelo.
Intenté cambiar la historia y así lo hice, porque esta vez no fue la mujer maltratada la que conseguía sin quererlo su cruel destino, sino al revés, el maltratador es quien se pudriría bajo tierra, al menos en mi caso.

En ese momento mis ojos, mis oídos, y todo mi ser no reaccionaban a lo que yo estaba escuchando puesto que siempre se pensó que el señor tosco, se había matado al caersele un trofeo puntiagudo en la cabeza pero era todo lo contrario, lo había matado su propia mujer víctima de los malos tratos que recibió durante mucho tiempo por él.
Ahora entendía haberla visto años atrás llorando tan desconsolada y las chismosas del barrio hablando cosas que jamás podría imaginar...
-Pero, por que me cuentas a mi esto si yo apenas te conozco??
-Pues te lo cuento porque yo sé que un día intentaste ser mi confidente aunque tus miedos o tu timidez pudieron contigo y lo más importante, porque se que en cuanto dé parte en el cuartel de la guardia civil me van a llevar presa, cosa que no hice antes porque necesitaba llevarme lejos a mi hija de aquí y que tuviera una familia que en realidad pudiera cuidarla el tiempo largo en que yo no esté con ella y le dieran toda la educación y lo mejor que yo gracias a su padre jamás podré darle... y necesitaba quitarme este pesar de encima y no quería hacerlo con las señoras que solo me iban a reprochar mi conducta y mi forma de actuar. Tengo mi piel marcada con la furia de ese señor asi es que ya estoy pagando la penitencia de hacer que ya no siga maltratandome.
Me agarro fuertemente las manos y llorando, se despidió de mí.

En el noticiero de las tres, salió la noticia de esta chica que paso a disposición judicial por asesinato y a mi se me quedó la amarga sensación de pensar si eso se pudo haber evitado, si es cierto que la palabra mueve al mundo o si por el contrario es a fuerza de golpes... como se puede ir avanzando.

"Dedicado a todos aquellos que hayan sufrido cualquier tipo de maltrato, ya sea psicológico o físico en algún momento de su vida y esperanzarles de que llegaran tiempos mejores".

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