lunes, 22 de marzo de 2010

Mejor tarde... que muy pronto


Es la hora de comer, y siempre esta dispuesto en la mesa, el primero en llegar allí a pesar de la pesadez de sus piernas que apenas le dejan dar un paso mas adelantado que otro.
Se dispone a palpar el artilugio cuadrado con tantas teclas que se encuentra justo encima de la mesa y con un par de toquecitos comienza para él su sesión de "caja tonta". Upss como haya partido y encima juegue el BARÇA, estamos perdidos¡¡¡¡
Y es que él siempre es así... muy dicharachero, muy campechano y quizá con un bajo nivel cultural por culpa de los estragos que les hizo pasar en sus años de crío la tan penosa guerra a su familia y a él, pero con un corazón en el pecho que ni tan siquiera le cabe.
Cuando yo tenia menos edad de la que tengo ahora, solía preguntarme... Oye, David... Jorge... Rafael... Juanito... aiins vamos a ver... Sergio, como tienes los ojos??, es que el pobrecillo tiene varios nietos y hasta que llega a mi nombre me puedo estar esperando sentado... pero cuando lo consigue, va todo de carrerilla y bueno, yo le contestaba, abuelo veo hoy mejor que ayer pero creo que me tengo que cambiar los cristales de las gafas. Y el pobre antes de que nadie dijera nada se metía la mano en el bolsillo de su pantalón para sacar la cartera como podía y te intentaba soltar algún que otro billete, pero siempre le frenábamos... ainns abuelo que no hace falta¡¡¡.
Pero todos los mayores son así de cascarrabias y cabezones y se enfadaba si se le llevaba la contraria diciendo... hijo que los ojos son lo mas importante, y sino mirame a mi.
Bueno, mi abuelo de pequeño nació con una deficiencia visual y cualquier cosa que tuviera que ver con esas ventanas corporales, pues le ponían nervioso y quería que a nosotros no nos pasara lo que él tuvo que pasar.

Fue una persona muy activa y trabajo más y el doble para poder sacar a su familia adelante, por eso yo me siento orgulloso de lo que hizo. No se le caían los anillos de las manos cuando le hacían realizar cualquier tipo de trabajo honrado por cuatro duros... es lo que había y con eso había que apechugar si querías comer caliente en casa tanto él como su mujer y sus hijos.

Y el tiempo, les trajo buenas dichas, porque sus hijos se casaban y les llenaban la casa del orgullo que sin duda más agradecen unos abuelos, los nietos...

... Pero el paso de los años también es bastante cruel, y pega zarpazos tan fuertes que a veces no tenemos la suficiente fuerza como para poder reponerse de ello, pero él a duras penas pudo, puesto que un final de primavera se abrieron en el cielo jardines de todos los tipos de flores que le gustaban a su compañera, su vida, la vida de sus hijos, de los nietos de sus hijos y se fue a contemplarlas sigilosa, algo triste y alegre a la vez, porque su marido se quedaba para cuidarnos aún mucho y para poder disfrutar de algo que a mi abuela le hubiera encantado... poder ver y querer más aún si cabe a sus bisnietos. Y ese enorme regalo ahora le tocó disfrutarlo a él desde aquí abajo, aunque seguro que por allá arriba, perdida entre tanto clavel o rosa blanca o roja, los estará disfrutando igualmente.

Estoy seguro que el camino que tuvo que andar no fue para nada fácil, como para la mayoría de su edad, pero que la entereza plasmada en su piel arrugada, síntoma del paso del tiempo, pareciera como si no le arrebatara jamás la vida, y por eso, por todos nosotros es querido y respetado.

Hace un par de días, ya no es el mismo risueño pese a la fuerte intervención hospitalaria que tuvo dos veranos atrás que permitió dejarnoslo un tiempo que hoy en día vive junto a nosotros. Pero esta triste, apagado y yo me pregunto alguna noche que suelo mirarlo por la rendija de la puerta de su habitación que deja entreabierta... pensará que su trabajo ya esta todo hecho aquí??, pensará que ya no le queda nada que decir porque al igual que su vida, poco a poco se le van apagando las ganas de hablar??, pensará que su querida compañera le estará esperando sentada en ese jardín de rosas y claveles que ella cultivaba?? o quizás sentirá miedo por dejarnos aquí abajo y no poder escucharnos ni nosotros a él.

Y para todas estas preguntas yo solo consigo una contestación: se va apagando poco a poco para encenderse allá arriba, pero me queda el consuelo de pensar que eso... ojalá

...pase mejor tarde... que muy pronto.


TE QUEREMOS ABUELO.

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